martes, 26 de julio de 2011

juramento

          … oigo desatarse
          la cuerda en mi garganta.
comienza diciendo
yo soy la campana que suena
yo soy el que
prueba la resonancia en tu sombra
el que dice:
vamos hacía aquí o vamos hacía allá
                         pero  tú no me sigues
y mi voz se contiene
y mis pensamientos dicen
“¡qué
lástima!”
y veo que el mundo  aminora la marcha
y siento que
las espóras se desprenden  
de las
hojas de los árboles
y caen con el peso de cien hombres
                                      sobre uno sólo
y el amor se vuelve una cosa difícil
una rareza una extravagancia
y no es casualidad si
salgo a la calle con un arpón en la mano
buscando atrapar a
dios
y no es casualidad si lo encuentro
y lo cuestiono
y le digo tu nombre
y al nombrarte se me caen las sílabas
a la boca de
tormenta
y si abandono la escena no es
casualidad
y si con un gran aplauso el público premia
mi apatía no es casualidad
yo me quedo con la sensación
de ya no estar ni aquí
ni allá
y ni siquiera emprendo la vuelta
y no avanzo y no retrocedo
pongo a dios en su lugar
y oigo otra vez mi garganta
y soy yo el que se desata
                y se amura a un
gran bloque de hielo
y soy yo el que reniega de todo
y el que jura
en su desánimo
taparse la
boca
una y mil veces
hasta estar seguro de todo


sábado, 9 de julio de 2011

barricadas impresionantes

barricadas impresionantes
contra los muebles de mi cuerpo
sometido al avance
a la mujer que después será mía
y sus costumbres que ya sospecho
                dar nada más que lo que se tiene
como canto de juglares
pobres pero llenos de verdades
                 la libertad se conjuga de dos maneras:
ella y yo
dar nada más justo lo que falta
estar atento a recibir el premio
(sin desatender los golpes de la memoria
el arma del pasado)
dar nada más sin tener poco más que este abrazo
esta atención
esta energía independientemente            eléctrica
que me agarra y me conduce
que me entrega
no sin obstáculos hacía la disciplina más preciosa
hacia la mentira cómplice
la ambigüedad consabida

jueves, 7 de julio de 2011

velaré por mí

velaré por mí esta noche
no me di lo suficiente
ni lo necesario
preso de la cobardía
miré la luna
desde un paredón frío
donde
poco a poco
se fraguaba un hambre insaciable
(creo en una maldición
sin conjuro
montada sobre mí)
sea
como sea
estoy siendo enlutado
porque
no hay nada vivo hoy
aunque la muerte
también
esté ausente
y se haga notar en cada
impedimento.