Hurto

una distancia en los molinos quiebra al tiempo:
me encierro donde convergen las tormentas
sigo al frío
e intento purificarme

La sombra de mi sombra adhiere al estanque
sopla el viento
gira el molino
crece el trigal

la suerte descampada es el espejo de mi destino
miro con simpatía los alambrados

las veinte veces que me odié fueron robadas

sinestesia

Quiébrame, hazme sentir azul lentamente;
cumple con tu parte en este asesinato
que sino salgo lastimado moriré

dile a tus sombras

háblales de mi identidad
no me escondas,
            -quiere abrazarnos-

reconoce tu enfermedad
enférmame
como la música en la naturaleza
como el aliento lunar del sol
fertilízame con tu esencia


hoy no valgo más que este abrazo compasivo.

Décimo Contorno

Escultura del poema.
Posterior audición y abstracción.

salgo del verso hacia la calle vacía
declamo la noche para liberarla

lagunas de silencio sufren la sequía
las aves encapsuladas abandonan la vida
(la sed en la oscuridad mata)

abrigo las palabras fuera del mundo
están; estoy reclamando fragor

pero lo malo es el exterior,
la posteridad

Lo malo esta más allá de este sitio
más alejado,
fuera del punto exacto,
en ese lugar donde tomo la forma del poema
donde me escucho y nada suena,
donde no veo
no observo,
dónde la luz deshabitó
donde me quedo solo

solo para enloquecer

la locura nómada de sentirse solo.