club de ciegos
adorada sombra
silencio mitigador
vean esto que soy, o que somos,
y escuchen el canto
del fuego.
no duerman.
los ojos ya no cierran ni abren
pero está el sol, el ocaso
y las ratas muertas.
no duerman.
hay un perro que me sigue,
que dice con su voz
cosas sin importancia
a las que nada respondo.
sombra ciega
club de la soledad
me enfermo pero sigo andando
tras mi hueso fugitivo
hacia el páramo
donde me encontrarán
en la hora final.
silencio adorado
ciegos marchantes
hablen de esto que digo con insistencia;
yo, por mi parte,
pospondré el después
para cuando todos podamos
con la más grande acción conjunta:
la vida plena.