se conocen ya demasiados monstruos
demasiadas sombras han sido proyectadas
amor mío, ¿quién dijo
que estamos solos?
si evocamos todos los amaneceres
cada vez que despertamos
si es verdad que:
la tierra temblando,
la atmósfera consumida y exhalada,
los gritos directos hacia el horizonte,
una superficie de plumas reposando,
tientan al futuro; nos burlaremos pues,
de los tristes,
de los tristes,
de los ciegos,
de los inaccesibles,
y aquí estaremos
para que nos adormezca la primera muerte
con su acunamiento hostil;
aquí estaremos
siempre despertando,
siempre despertando,
siempre despertando,
aquí estaremos desnaturalizados
vos y yo
con la complicidad y constancia
de lo que ha de existir para siempre,
con la mente distante,
algunas cosas para contar
y la tranquilidad de haber hecho
poco más de lo que se nos exigió al nacer.